Parques infantiles Parte 1

Siguiendo con mi línea monologueante, me puse a pensar de qué podría escribir la próxima vez. Tenía que ser un tema conocido por todo el mundo, y sobre todo por mí. Creo que voy a optar comúnmente por cosas de cuando éramos pequeños, a no ser que pueda plagiar algo por ahí. Por eso, me propongo hablar sobre los parques infantiles.

La tarde ideal de nuestra infancia era una cálida estancia en casa viendo las tortugas ninja para después irnos al parque a emular lo que en la serie vimos. Normalmente la gente tenía un parque asignado, y los zagalillos se conocían entre sí, y si no se conocían, con saberse el nombre de los Power Rangers era admitido en el grupo sin problema. Allí se emulaban batallas, diálogos cortos, peleas a arañazos y en ocasiones se jugaba al fútbol.

Los parques se engloban en dos tipos: parques de arena o sin ella. Yo era de parque sin arena. Mis progenitores eran partidarios de llevarme allí para así evitar el limpiar la casa cuando llevara mis playericos inundados de tierra. Por eso en cuanto tuve la edad legal para salir de casa sólo y consumir estupefacientes, me resarcí y me pasaba el día en el Parque de Versalles. Ese parque destaca porque hay un tubo mu grande en el que te puedes meter, y si te lo propones, hasta subir. Pero un misterio era encerrado por ese tubo… ¿Cuál era su objetivo? He oído cantidad de leyendas que apuntan a que mientras construían en el parque se les cayó el tubo, y que por no recogerlo lo dejaron allí. A ver… alma de cántaro… Dime tú en que parte del parque ves tú que se pueda necesitar un tubo de un metro de diámetro y unos 6 de largo. Pero claro, en las cabezas de unos jóvenes chavales eso no cabía. Si nos creíamos los Reyes Magos, que nos van a contar… La respuesta es simple, el tubo estaba allí para que los más avanzados leyeran las revistas guarras sin que los vieran sus madres. Con 10 años hay que tener precaución para que no te pillen.

La principal característica de los parques infantiles son todos los aparatos dignos de una sala de tortura que en ellos se encuentran. Los hay míticos y no tan míticos, los paso a describir ahora:

- El tobogán. Signo de identidad de cualquier parque que se precie. Si se trata de un parque de arena, el tobogán estará lleno de la misma. No es que se llene por accidente, si no porque los niños se dedican a echarle arena para después bajar y mancharse. Técnica poco apreciada por las madres, pero muy valorada en lo que a la popularidad infantil se refiere. Pero si un niño quiere ser popular sin necesidad de matar, puede probar a bajar el tobogán de pie, incluso puede llegar más allá protagonizando la espectacular subida, exacto, subida, no bajada, de tobogán de pie y sin agarrarse. Y si el tobogán tiene arena, más espectacular. La reputación que conseguirá el niño que lo realice lo llevará a lo más alto y será capaz incluso de tener 5 novias.

- El subeybaja. Artefacto que sirve para comprobar el número de personas que se pueden subir a la vez sin sufrir daños en zonas íntimas. Normalmente el de menos peso suele pasarlas putas al golpearse en dichas partes cuando la otra persona baja de golpe. Si pones objetos debajo, puedes llegar a romperlos, incluso el cristal, cosa que dejaba impresionados a los jóvenes emprendedores, que solían buscar cosas más duras e incluso cristal para romperlo. Esta práctica conllevó la ferviente fiebre del cristal, y de que las madres no dejaran a los niños coger cosas del suelo mediante el grito de “No, eso caca”.

- La cosa esa de barrotes pa pasar de un lado a otro. Era asín como una escalera pero horizontal. Los niños se subían encima y ahí fumaban los porros y esas cosas. Las madres sufrían un proceso de escandalización cuando veían a su hijo subido y pasándolo por encima sin manos. Esto venía acompañado del tarareo de una cancioncilla que decía algo así “No me caico, no me caigo…”. A los pocos minutos las madres se dirigían al ambulatorio con una luxación del hombro del nene.

Continuará...

Más sobre los parques infantiles mañana, a ver si me cogen para "The Times" :D:D.