Aquí la 3º entrega de los parques, os prometo que es mejor que la mierda la 2º, pero es que a veces me noto falto de imaginación.
En los parques también se daban juegos populares como “EL ESCONDERITE”. Supongo que el nombre del juego es una variación de la palabra “escondite” a consecuencia de la escasa práctica pronunciadora de los zagales; la siempre polémica pilla en alto por la discusión de si un bordillo es alto o no; el cascayu, en el que la piedra siempre acababa en la cabeza de alguno por tramposo… Otro día examinaré estos juegos más fondo, que creo que dan juego (jojojo, vaya juego de palabras. Mira, y he hecho otro sin querer xD). Pero sigo insistiendo en la importancia del columpio. Puedo llegar a resultar pesado, pero os voy a poner en la acción más recordada por mí en los columpios.
Llego al parque, y a lo lejos diviso los columpios; ocupados. Pero yo comienzo a practicar otras actividades lúdico-recreativas, eso sí, sin quitarle el ojo al columpio. Después de el chaval lleve 2 horas columpiándose, se baja. Corro a 200 kilómetros por hora para cogerlo, y pleno de alegría, me monto en él y comienzo el fugaz proceso de columpiación. Indescriptible: el aire te da en la cara, notas tu cuerpo balanceándose, te entra un cosquilleo por las partes divinas… Pero entonces llega el martir: una viejuna con su hija, que en vez de esperar a que te bajes, se queda plantada a tu lado con la niña. El sólo hecho de que esté ahí me incomoda. No sé por qué. Pero que me observe mientras yo disfruto me pone de los nervios, porque no sólo observa, sino que mira con desprecio, con cara de “BÁJATE”. Entonces comienza el diálogo, en que a veces no contesto. Pero no puedo evitar pensar lo que contestaría ahora, con mi madurez mental (usease dos o tres años más) y mi uso de las palabrotas. Entre paréntesis lo que diría ahora.
- Venga Pepita, tranquila que ahora se baja el nene y te columpio.
- …… (Se va a bajar tu &%/$ madre, y a ver a quién llamas tú nene que un servidor ya tiene un pelo en los güevos)
- ¿Oye, vas a seguir columpiándote mucho rato?
- No sé… (El mismo tiempo que me sigas tocando la ……)
Pasa un ratín…
- Oye, que ya llevas mucho tiempo, podías dejar a los demás.
- Todavía no… (El niño de delante de mí estuvo dos horas, y como sigas tocando los …… a lo mejor no me bajo)
- Oye, que el parque es de todos, eh.
- Mío también… (¡Coño, llevate a tu hija a jugar al puto tobogán o al puto subeybaja!! ¿¿No ves que no me da la &%/$ gana irme de aquí??
- Otro día no le vamos a dejar subir nosotras, eh Pepita?
- Pues vale… (¡¡No por favor, no me infrinjas tan duro castigo, es demasiado fuerte para una vez que coincido contigo en el parque cada 2 meses!!)
- Vaya niño más malo, eh Pepita?
- …… (Con la amplia gama de insultos que hay en el argot español y utiliza el más terrible que hay para insultar a un niño de 7 años??? Esto es inadmisible, los adultos no tienen vergüenza!!)
Al final la viejuna se va, pero después volverá otra con la misma canción y con que si me van a pegar y eso… No es broma, un día un güelín me paró el columpio con el bastón y me golpeó con él. Ahí tengo que admitir que me acojoné, y salí corriendo como alma que lleva al diablo.
Hasta aquí la historieta, no os olvidéis que ahora que sois mayores tenéis derecho a echar a los niños que se "culumpien" para "culumpiaros" vosotros. Y si se niegan, llamáis a vuestro abuelo y ya verás como marchan los cabrones.
En los parques también se daban juegos populares como “EL ESCONDERITE”. Supongo que el nombre del juego es una variación de la palabra “escondite” a consecuencia de la escasa práctica pronunciadora de los zagales; la siempre polémica pilla en alto por la discusión de si un bordillo es alto o no; el cascayu, en el que la piedra siempre acababa en la cabeza de alguno por tramposo… Otro día examinaré estos juegos más fondo, que creo que dan juego (jojojo, vaya juego de palabras. Mira, y he hecho otro sin querer xD). Pero sigo insistiendo en la importancia del columpio. Puedo llegar a resultar pesado, pero os voy a poner en la acción más recordada por mí en los columpios.
Llego al parque, y a lo lejos diviso los columpios; ocupados. Pero yo comienzo a practicar otras actividades lúdico-recreativas, eso sí, sin quitarle el ojo al columpio. Después de el chaval lleve 2 horas columpiándose, se baja. Corro a 200 kilómetros por hora para cogerlo, y pleno de alegría, me monto en él y comienzo el fugaz proceso de columpiación. Indescriptible: el aire te da en la cara, notas tu cuerpo balanceándose, te entra un cosquilleo por las partes divinas… Pero entonces llega el martir: una viejuna con su hija, que en vez de esperar a que te bajes, se queda plantada a tu lado con la niña. El sólo hecho de que esté ahí me incomoda. No sé por qué. Pero que me observe mientras yo disfruto me pone de los nervios, porque no sólo observa, sino que mira con desprecio, con cara de “BÁJATE”. Entonces comienza el diálogo, en que a veces no contesto. Pero no puedo evitar pensar lo que contestaría ahora, con mi madurez mental (usease dos o tres años más) y mi uso de las palabrotas. Entre paréntesis lo que diría ahora.
- Venga Pepita, tranquila que ahora se baja el nene y te columpio.
- …… (Se va a bajar tu &%/$ madre, y a ver a quién llamas tú nene que un servidor ya tiene un pelo en los güevos)
- ¿Oye, vas a seguir columpiándote mucho rato?
- No sé… (El mismo tiempo que me sigas tocando la ……)
Pasa un ratín…
- Oye, que ya llevas mucho tiempo, podías dejar a los demás.
- Todavía no… (El niño de delante de mí estuvo dos horas, y como sigas tocando los …… a lo mejor no me bajo)
- Oye, que el parque es de todos, eh.
- Mío también… (¡Coño, llevate a tu hija a jugar al puto tobogán o al puto subeybaja!! ¿¿No ves que no me da la &%/$ gana irme de aquí??
- Otro día no le vamos a dejar subir nosotras, eh Pepita?
- Pues vale… (¡¡No por favor, no me infrinjas tan duro castigo, es demasiado fuerte para una vez que coincido contigo en el parque cada 2 meses!!)
- Vaya niño más malo, eh Pepita?
- …… (Con la amplia gama de insultos que hay en el argot español y utiliza el más terrible que hay para insultar a un niño de 7 años??? Esto es inadmisible, los adultos no tienen vergüenza!!)
Al final la viejuna se va, pero después volverá otra con la misma canción y con que si me van a pegar y eso… No es broma, un día un güelín me paró el columpio con el bastón y me golpeó con él. Ahí tengo que admitir que me acojoné, y salí corriendo como alma que lleva al diablo.
Hasta aquí la historieta, no os olvidéis que ahora que sois mayores tenéis derecho a echar a los niños que se "culumpien" para "culumpiaros" vosotros. Y si se niegan, llamáis a vuestro abuelo y ya verás como marchan los cabrones.
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