¿Productos artesanos?

Es típico de los pueblo rurales las casas con la puerta abierta. Siempre me he quedado pensando por qué la dejarían así, y me di cuenta de que en algunas casas venden cosas. Lo hacen de forma ilegal, claramente, pero tiene su encanto. Normalmente en las casas que venden algo hay un cartelito en la puerta similar a "bendemos sidra dulze". Pero yo no quiero hablar de esta sidra envasada en botellas de coca cola del Lidl, que en realidad es meao de vaca (ATENCIÓN: BROMA), si no en los llamados productos artesanos.

Los productos artesanos son vendidos en establecimientos como los nombrados anteriormente, la mayoría de las veces por ancianitas desdentadas a las que apenas se les entiende hablar. Pero si intentas mantener una conversación, te dirán que los producto los hace ella en el horno de su casa, y que están mu ricos que a su hijo le gustan mucho. Esas quesadas, bizcochos, "madalenas", marañuelas... que tanto nos gustan... ¿las hace una señora en el fogón de su casa? La respuesta es negativa.

Es imposible crear esa explosión de sabor en una simple pasta, pues en el McDonald trabajan tropecientas personas para hacer que una hamburguesa sepa bien. El secreto de las viejillas reside en otro lado... BAJO TIERRA (aquí empieza la paranoia).

Las viejillas tienen una mente aviesa y abierta en el mercado de los productos artesanales, por ello saben, gracias a Karl Marx, que si fabrican las pastas en una industria harán más en menos tiempo. Pero si utilizan una fábrica normal, lo de "artesanos" se irá al garete, por lo que debían inventar un sistema para ocultar las fábricas. ¿Dónde está algo mejor escondido que dentro de la propia tierra? En ningún sitio. Por eso crearon las fábricas subterráneas.

Esas fábricas están bajo la dirección de las viejas más aguerridas, mientras que las más tranquilas son las que despachan al público los bienes desde la puerta de su casa. Pero los trabajos que ahí abajo se realizán no son hechos por ellas, si no por gente. ¿Qué gente, diréis vosotros? La que secuestran. Nunca, repito, NUNCA entréis a casa de una vieja de estas si os invita. Al entrar al baño hay un agujero que te lleva directo a la fábrica. Y si caes estás perdido. Trabajar ahí es tercermundista, no hay salarios y las viejas te tocan el culo todo lo que quieren. Y no hay sindicatos. Es el infierno en forma de industria...

Y si es una fábrica, debe tener residuos, ¿no? Por supuesto, y son eliminados de manera oculta también. El arduo sistema que utilizan es el de sacar el humo por sus propias chimeneas. ¿Nadie se ha preguntado por qué en los pueblos siempre sale humo de la chimenea en verano y a 40 grados? Equilicuá. Por ahí eliminan tal cosa. Pero lo que no sabéis es que para le ralización de tales pastas se utilizan materiales radiactivos, que son eliminados después por los aspersores de regar las plantas. Flipante, ¿no?

Pero eso no es todo. Las plantas regadas con esos residuos nucleares, se convierten en alimento para animales, que sufren mutaciones genéticas. ¿Nadie se ha preguntado nunca por qué salen animales con dos cabezas en ocasiones? ¿O por qué hay vacas locas? ¿O por qué los gallos cantan por las mañanas? E aquí la respuesta.

Y ya quiero acabar mencionando que hay casos en que las plantas pueden mutar en forma de vegetales zombis que causarán el terror en algunas ciudades y acabarán por servir de actores de reparto en películas de la jungla. Pero ésto en pocas ocasiones, estad tranquilos.

Así que cuando os comáis una magdalena casera, o un bizcocho artesano, acordados de el proceso que se sigue para crearlos, y lo ricas que están las pastas, rediez.

Bueno, y aquí lo que me ha dado tiempo a pensar en la clase de matemáticas de hoy. Ya sé que no es mucho y que es raro, pero son las cosas que me molan a mí. Un día voy a hacer una peli con el paint xD.